martes, diciembre 19

  1. Las omisiones culpables proceden no solamente de la pereza y de la cobardía, sino también, frecuentemente, de no haber probado hasta sus límites la propia capacidad de hacer el bien. —¡Ánimo, tú puedes!

  2. Te conozco: sueñas con acciones grandes mientras apenas haces las pequeñas. —No dejes de soñar, que ya es hacer algo que los pusilánimes no hacen.

  3. No ves las omisiones porque de ti nada sale. —¡Sal de ti mismo y verás tus omisiones! —¿O no te conmueve el dolor que podrías haber aliviado, los hambrientos que rugen con tu hartura?

jueves, noviembre 2


1. Una circunstancia pequeña, si determina la intención, puede cambiar la naturaleza entera de un acto.

2. El Teólogo formuló el primer principio de la acción moral así: “el bien ha de ser hecho y proseguido y el mal ha de ser evitado”. —Después señaló algunos bienes que todos reconocen: la vida, el matrimonio y la familia, los amigos, conocer la verdad y especialmente la verdad sobre Dios . . . —De aquí se siguen los preceptos que Moisés recogió en los Diez Mandamientos. —Finalmente, sólo los sabios y prudentes saben cómo obrar en las situaciones difíciles. —Y el fin de la historia: los sabios y prudentes son muy pocos.

3. Nadie está obligado a lo imposible. Por eso, no es omisión, sino simple ausencia de acción, abstenerse de un acto contrario a las leyes físicas o morales. —Tan imposible es matar al inocente o mentir como tomar la luna con la mano.

lunes, octubre 23

1. El fin justifica los medios. —Solamente un fin absoluto, que impone su ley al universo, puede hacer injustificables los actos que se le oponen. —Si Dios no existe, todo está permitido.

2. La bondad de tu obrar no es independiente de sus efectos en el mundo. —Si Dios no existe, eres responsable de todas las consecuencias de tu acción hasta el infinito, o de ninguna: ¿qué más da? —Si Él cuida su universo, cuídate tú de no dañarlo hasta donde alcanzan tus brazos.

3. Una sola acción de un solo hombre, para bien o para mal, es menos que una mota de polvo en el universo infinito. —Dentro de su alma, para edificarla o para perderla, es más que el universo infinito.

jueves, septiembre 14

1. El Filósofo enseña que lo que hemos de hacer sabiendo lo aprendemos haciéndolo. —Caminar, hablar, querer, pensar, comer, rezar . . . ¡Todo!

2. La acción, ¿es buena o es mala? Ésta es la distinción fundamental. —Corrompida está el alma o la cultura que nos fuerza a recordarlo.

3. Las obras buenas son siempre fragmentos del bien posible. Como en un rompecabezas, cada una contribuye a edificar el alma. —Basta un golpe fuerte para hacer saltar todas las piezas.

sábado, septiembre 2

Acciones y omisiones



1. Al final del día, todos tienen una intención recta. Por eso dice el refrán popular que el infierno está empedrado con buenas intenciones: las que se usan para justificar lo injustificable y las que se quedan en perezosas omisiones.

2. Si has hecho lo que estaba en tu mano, quédate tranquilo. —Pero, ante el mal que campea en el mundo, ¿puede alguien creer que ha hecho todo lo posible?

3. Las acciones se diversifican por sus propósitos. Quien no sabe lo que quiere ignora lo que hace.

4. Frecuentemente actúas a tontas y a locas porque no sabes lo que quieres. —Y no sabes lo que quieres porque nadie te ha enseñado a querer. —Sí: a querer se aprende.

jueves, agosto 10


1. —Solamente de los muertos cabe decir si han sido o no felices. —Pero hay que mirarlos enteros, desnudos, desde el otro lado. —La imagen de un hombre feliz en este mundo es siempre un engaño, una caricatura, algo que da risa.

2. La felicidad verdadera —decía un autor francés— nunca se encuentra si se busca directamente. —Y un alemán: está como en el dorso de las acciones. —Y un español: ¡no me jodas!

3. A estas alturas, espero que la palabra “felicidad” te provoque náuseas. —Olvídate de ella y dedícate a una vida dura, de hueso y carne y sangre. —Quizás, al final, cuando entregues el alma a tu Creador, Él se digne darte lo que los mentirosos de este mundo te prometen.

martes, agosto 8

1. Quien busca la felicidad en el amor, que sepa que así se destila el odio.

2. ¡Muera la felicidad! —Estoy de ofertas hasta las narices.

3. —Convéncete: la mayoría de los hombres no son felices, ni pueden serlo, ni lo serán jamás. —Porque viven como cerdos.

4. ¿Recuerdas el consejo del místico aragonés?: “No puedes vivir de espaldas a la muchedumbre: es menester que tengas ansias de hacerla feliz”. —Pues yo te digo: no los adules, no les prometas la felicidad, remécelos a golpes de verdades fuertes. —La felicidad a la carta, a cada uno según su capricho, lleva derecho al Infierno.

jueves, julio 6


1. Al amor y a los amigos no hay que pedirles la felicidad: ésa es la mejor manera de perder el amor, los amigos y la felicidad.

2. La felicidad se encuentra en el amor y en la amistad . . . sólo al comienzo, como un engaño divino. Después, el amor y la amistad o están por encima del deseo de ser feliz o son falsos y mueren.

3. “Yo no sé si soy feliz contigo; no me lo pregunto: ¡no me lo preguntes!” —decía un enamorado de verdad—. Y añadía: “Yo te quiero simplemente a ti”.

martes, junio 27

1. Decía un inglés decimonónico que más vale ser un Sócrates desdichado que un cerdo satisfecho. —Él quería encarecer el gozo más elevado de la sabiduría y de la virtud por sobre los placeres bajos. —Pues, no: más digno es un cerdo en su ignorancia que el idiota que se refocila en su ciencia y en su virtud. —Prefiero vivir a lo bestia, y que Dios me perdone, antes que pasarme toda la eternidad mirándome al espejo.

2. El vino alegra el corazón del hombre, dice la Biblia. —El alcohol ahoga las penas —sabiduría popular, que no se equivoca. —Un poco más ahoga el alma: gatilla las depresiones. —Sirve como anestesia para operar en caso de naufragio y otras hipótesis de la teología moral. —Para la felicidad, no sirve.

3. Algunos llaman “felicidad” a la estimulación continuada del sistema reproductivo. —Y luego llevan su profunda convicción, de largas y tempranas experiencias, a la política, la educación de la juventud, el arte, la psiquiatría, la economía . . . y aun a la teología moral.

jueves, mayo 18

  • La mirada del sabio, cuando se posa sobre sí mismo, o ve ignorancia o está a oscuras. —Las ciencias no colman el deseo: abren a cada paso nuevas vetas para seguir deseando. —El sabio y el científico, si son humildes, serán felices sólo por ser humildes. —Sin humildad todo saber deprime o enceguece.

  • La felicidad imperfecta, posible en esta vida, consiste en la práctica de la virtudes —comentaba un italiano, tomándolo de un griego antiguo—. ¿Y la felicidad perfecta? —¡Ah!, ésa está más allá de las fuerzas humanas y de la vida presente: procura hacerte amigo de Dios. —Así cualquiera.

  • Las virtudes no dan la felicidad. —Vivir conforme a la razón no hace dichosos a los hombres. —Solamente la soberbia, la autocomplacencia del que admira su prudencia, su justicia, su fortaleza, su templanza y tantas otras excelencias suyas, puede llevar a creerse tamaño despropósito. —Más vale morir clavado en una cruz, convencido de la propia miseria, mirando de frente a la Virtud escarnecida.

jueves, abril 13

  • Sano y hermoso, para siempre: inmortal. ¿En este mundo, así como está? Sería una maldición de los dioses. —Nuestro Dios, infinitamente bueno, por lo menos nos reserva un lugar en el Infierno.

  • Ese que dijo que en el futuro todos serían famosos por quince minutos vaticinó la distribución equitativa de la curiosidad recíproca. La fama nunca puede ser igualitaria.

  • Algo de felicidad hay en conocer a los famosos, pero no en ser uno de ellos. Su felicidad es una máscara de cosmética burda, escamada, de luces mortecinas y de ojos que lloran en la noche. Sus admiradores lo sospechan: ellos lo saben sin género de duda.




lunes, abril 3

  • El dinero no da la felicidad, pero calma los nervios —es un lugar común. —Que a los suicidas ricos les pregunten por sus nervios

  • El poder dura poco porque lo ambicionan muchos. —Mientras se posee se sufre por la perspectiva de perderlo. —Los poderosos rara vez son felices, aunque sientan ese cosquilleo de ser obedecidos. —Si el poder te hace feliz, Dios te perdona: es ignorancia invencible.

  • El olor del incienso, las condecoraciones y los premios, la alabanza que se vierte en los oídos . . . Por cada gramo de honor, te dan un poco menos en metálico. —¿No te da asco ser tan barato?

domingo, marzo 26

Felicidad a la Carta

  • Si tienes la obligación de ser feliz eres un pobre hombre. —¿Que tienes el derecho a la felicidad? —El derecho a lo que nadie puede darte. ¡Qué cosa más triste!


  • Lo importante —dicen— es que cada uno sea feliz a su manera, con sus opciones de vida, con sus valores, con su visión del mundo. —Fantástico. —Conmovedor. —Así se igualan los grandes santos, que sometieron su voluntad a la ley de Dios, y los peores criminales, que satisficieron sus deseos torcidos más allá de toda medida. —Tan feliz es la Madre Teresa como Adolfo Hitler: ella eligió aliviar a los leprosos; él, aniquilar a los judíos y a los polacos. —Cuestión de opciones.


  • Riquezas. —Poder. —Honores. —Salud. —Inmortalidad. —Belleza. —Fama. —Placeres, gruesos y sutiles. —Sabiduría y ciencia infinita. —Virtudes, sentirse siempre bueno. —Amor y amores y amigos. —Una colección de todo eso. —Nada: convéncete: no serás feliz poseyendo lo que quieres, sino queriendo acoger lo que no sospechas.

Máximas mínimas

Demasiado largos los artículos de Bajo la lupa. ¿Y qué querían? Una lupa potente agranda las cosas pequeñas; desmenuza las grandes; descubre poco a poco la verdad ante los ojos.

Concedo, sin embargo, que tienes derecho a pensamientos más oscuros, a dardos envueltos en la chispa de un momento, a los aforismos dispersos que son en estos tiempos breves como los máximos pensamientos.

Aforismos. Máximas. Consejos. Gritos, diatriba, arengas, mordiscos de lengua viperina, cantos de desesperación posmoderna.

Toma y lee.