martes, junio 27

1. Decía un inglés decimonónico que más vale ser un Sócrates desdichado que un cerdo satisfecho. —Él quería encarecer el gozo más elevado de la sabiduría y de la virtud por sobre los placeres bajos. —Pues, no: más digno es un cerdo en su ignorancia que el idiota que se refocila en su ciencia y en su virtud. —Prefiero vivir a lo bestia, y que Dios me perdone, antes que pasarme toda la eternidad mirándome al espejo.

2. El vino alegra el corazón del hombre, dice la Biblia. —El alcohol ahoga las penas —sabiduría popular, que no se equivoca. —Un poco más ahoga el alma: gatilla las depresiones. —Sirve como anestesia para operar en caso de naufragio y otras hipótesis de la teología moral. —Para la felicidad, no sirve.

3. Algunos llaman “felicidad” a la estimulación continuada del sistema reproductivo. —Y luego llevan su profunda convicción, de largas y tempranas experiencias, a la política, la educación de la juventud, el arte, la psiquiatría, la economía . . . y aun a la teología moral.