martes, enero 27

Elenco mínimo de falacias máximas

100. No te recuerdo todas las falacias de tus enemigos porque son infinitas. Observa, sin embargo, las más burdas —ante las turbas, las más eficaces—: el argumento de autoridad —ipse dixit!: citar mil autores de prestigio, que pocos han leído—; refugiarse en la mayoría —falacia ad populum—; remover los sentimientos contra la razón —si la masa llora, se somete—; los intentos más o menos solapados de infundir temor —falacia ad baculum: «quien no admita esta política, que se atenga a las consecuencias»—; pretender que de unas premisas insuficientes se siga determinada conclusión; la subrepticia petición de principio o: partir de lo que se debe demostrar; traficar con equívocos y ambigüedades; confundir mediante distinciones sutiles —desconocidas hasta hace poco por la Humanidad entera—; hacer caer la verdad, que tú defiendes, bajo categorías socialmente desprestigiadas; provocar la ira del adversario; montar un ataque personal, insultar, ser tan rudo y zafio que solamente los más duros se atrevan a resistir. —En pocas palabras, alerta: no te dejes impresionar por el arte de engañar.

martes, enero 20

Renunciar a la sofística: dominarla

99. Domina los argumentos de los sofistas —esos esquemas de argumentación falaz y convincente— para desenmascararlos, refutarlos, ridiculizarlos. —Para no usarlos tú jamás.

martes, enero 13

La sofística, ¿insuperable?

98. El arte de engañar a los ignorantes y de humillar a los sabios, la técnica de la falacia y de la burla, se ha perfeccionado hasta el infinito. Nos parece ahora insuperable.

martes, enero 6

Entrenarse para hablar

97. Estudia la retórica clásica: Aristóteles, Cicerón. —Estudia bajo la vara de un maestro de teatro riguroso, que te corrija, que pula tu lengua y tus manos, realce tu aire y haga penetrante tu mirada. —Si no estudias, si no entrenas, si no gritas y declamas hasta entrelazar tu lengua en las palabras, ¡jamás serás un hombre de acción pública!