jueves, mayo 18

  • La mirada del sabio, cuando se posa sobre sí mismo, o ve ignorancia o está a oscuras. —Las ciencias no colman el deseo: abren a cada paso nuevas vetas para seguir deseando. —El sabio y el científico, si son humildes, serán felices sólo por ser humildes. —Sin humildad todo saber deprime o enceguece.

  • La felicidad imperfecta, posible en esta vida, consiste en la práctica de la virtudes —comentaba un italiano, tomándolo de un griego antiguo—. ¿Y la felicidad perfecta? —¡Ah!, ésa está más allá de las fuerzas humanas y de la vida presente: procura hacerte amigo de Dios. —Así cualquiera.

  • Las virtudes no dan la felicidad. —Vivir conforme a la razón no hace dichosos a los hombres. —Solamente la soberbia, la autocomplacencia del que admira su prudencia, su justicia, su fortaleza, su templanza y tantas otras excelencias suyas, puede llevar a creerse tamaño despropósito. —Más vale morir clavado en una cruz, convencido de la propia miseria, mirando de frente a la Virtud escarnecida.