martes, diciembre 19

  1. Las omisiones culpables proceden no solamente de la pereza y de la cobardía, sino también, frecuentemente, de no haber probado hasta sus límites la propia capacidad de hacer el bien. —¡Ánimo, tú puedes!

  2. Te conozco: sueñas con acciones grandes mientras apenas haces las pequeñas. —No dejes de soñar, que ya es hacer algo que los pusilánimes no hacen.

  3. No ves las omisiones porque de ti nada sale. —¡Sal de ti mismo y verás tus omisiones! —¿O no te conmueve el dolor que podrías haber aliviado, los hambrientos que rugen con tu hartura?