martes, enero 15

Perdón, ¿olvido?

82. Perdonar no es olvidar: es amar más allá del recuerdo y del desengaño.

83. No olvides ni tus aciertos ni tus errores: solamente entierra la amargura por éstos, la vanagloria por aquéllos.

84. Toda memoria es selectiva. —Elige los recuerdos —alegres o dolorosos— que te enseñen a acertar cada vez mejor y más prontamente. —Desecha los recuerdos inútiles: el pasado es inmutable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

“El perdón nace del alma generosa.” (Maquiavelo, Pensieri XI, 7).
“Solamente los espíritus valerosos saben la manera de perdonar. Un ser vil no perdona nunca. No está en su naturaleza.” (Sterne).
Tomás de Kempis, monje católico del siglo XV, dice ”El hombre mira las acciones, pero Dios mira las intenciones.”
Pero ¿Se debe perdonar al ofensor solamente o también olvidar la ofensa?
Es dable pensar que debemos perdonar la intención, pero de ello también es necesario sacar una lección de vida, un aprendizaje. No implica lo anterior guardar rencor frente a la intención ya perdonada, sino que debemos tener constancia de la enseñanza del hecho y sus resultados para no repetir en nuestro actuar futuro.
Racionalmente analizamos el acto mismo, pero es nuestra alma la que perdona, nuestro corazón misericordioso, y nuestra comprensión . Además , y no menor, debemos tener la voluntad cierta de perdonar. Es decir, lo que nos hace perdonar es el amor efectivo que sentimos hacia el ofensor, como prójimo o “ser” que merece oportunidades en esta vida y al mismo tiempo tener la experiencia vivida como un aprendizaje de vida

Saludos

http://andreabalbontin.wordpress.com