- Las omisiones culpables proceden no solamente de la pereza y de la cobardía, sino también, frecuentemente, de no haber probado hasta sus límites la propia capacidad de hacer el bien. —¡Ánimo, tú puedes!
- Te conozco: sueñas con acciones grandes mientras apenas haces las pequeñas. —No dejes de soñar, que ya es hacer algo que los pusilánimes no hacen.
- No ves las omisiones porque de ti nada sale. —¡Sal de ti mismo y verás tus omisiones! —¿O no te conmueve el dolor que podrías haber aliviado, los hambrientos que rugen con tu hartura?
martes, diciembre 19
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