- Sano y hermoso, para siempre: inmortal. ¿En este mundo, así como está? Sería una maldición de los dioses. —Nuestro Dios, infinitamente bueno, por lo menos nos reserva un lugar en el Infierno.
- Ese que dijo que en el futuro todos serían famosos por quince minutos vaticinó la distribución equitativa de la curiosidad recíproca. La fama nunca puede ser igualitaria.
- Algo de felicidad hay en conocer a los famosos, pero no en ser uno de ellos. Su felicidad es una máscara de cosmética burda, escamada, de luces mortecinas y de ojos que lloran en la noche. Sus admiradores lo sospechan: ellos lo saben sin género de duda.